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#1 Etiopía Rostro a Rostro Etiopía / Enero 2015


 

La mujer y el arado en Tigray
#2 La mujer y el arado en Tigray Etiopía / Marzo 2013

 La mujer y el arado en Tigray

W/t Letemeskel Seyum es una mujer cabeza de familia, de 27 años que vive en Shewit Lemlem (Gulomekada – Tigray) con sus 2 hijos huérfanos de padre.

 

 


En la zona rural, la mayoría de las familias vive de las cosechas de la poca tierra a la que tienen acceso; en el caso de Letemeskel, aunque tenía interés y capacidad para trabajar su tierra, no podía ya que en el Tigray hay un tabú cultural que impide que las mujeres trabajen el arado y aparte, Letemeskel tampoco tenía buey para poder realizar el trabajo del arado.

 

Debido a estos motivos, su única opción era alquilar la tierra de cultivo a otros hombres de la comunidad para que realizasen todo el trabajo a cambio de la producción de la tierra, sólo entregándole 200 kg de cereal (Teff, el cereal básico para la población etíope) a Letemeskel. En el Tigray llueve una media de 2-3 meses al año y ésta es la oportunidad que tienen la mayoría de los granjeros para conseguir una o máximo dos cosechas al año. La expectativa de la cosecha es el auto-consumo y en algunos casos la venta de parte de la cosecha.
Los 200kg teff no era suficiente para alimentar a sus dos hijos y enviarlos a la escuela. Ella recuerda que "era un momento duro para conseguir que mi familia sobreviviera el año completo con sólo 200kg de cereales" (estimado 2.400 birrs – 100 euros).


En 2011, IRDP identificado el problema de los hogares encabezados por mujeres con la tierra agrícola y con el objetivo de mejorar la calidad de vida de las mujeres pobres en 17 tabias (poblaciones) del Tigray y 2 de Afar; seleccionó a W/O Letemeskel como beneficiaria para la actividad “mujeres y arado”. Ella y 83 mujeres más (en el conjunto del programa) tomaron tres días de formación en técnicas de labranza. Después de la capacitación IRDP les proporcionó un buey y 6 meses de alimentación, en forma de micro crédito, y empezaron a arar sus propias tierras con sus bueyes. Letemeskel recuerda el primer día de arar "hay una escuela cerca de mi tierra agrícola, cuando los estudiantes vieron mis actividades del primer día de arar todos ellos rieron de mí, pero no me molestó porque creía que lo podía conseguir. Después de este evento, con frecuencia, mi vecino me visita para pedirme consejo y, a la vez, apoyo otras mujeres cabeza de familia de mi comunidad contándoles y mostrando mi historia".

 

 

 

En la actualidad, 13 mujeres responsables de sus hogares han empezado a arar en su pueblo después de la experiencia de Letemeskel. Ella identifica una gran cantidad de mejoras en su vida desde de la intervención. De acuerdo a lo que nos comenta "yo gano anualmente 6.240 birr (260 euros) por la venta de productos agrícolas y la cosecha de cereales restante la uso para el consumo doméstico''. También ha comenzado a acumular capital y lo ha invertido en otro buey y 10 gallinas. Además, el hecho de poder manejar sus tierras y su economía ha ayudado a que desarrolle una mejor confianza en si misma. Como gran cambio, Letemeskel nos dice: "ahora puedo alimentar a mis hijos y enviarlos a la escuela".

 


 

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